lunes, 2 de junio de 2008

super heroe

Paso 1: Brazos superbiónicos. Conocida como la “Operación de Tommy John”, la reconstrucción del ligamento colateral medial del codo consiste en implantar un injerto fibroso para aumentar la estabilidad del brazo durante el movimiento. En 1974, luego de una fuerte lesión, el beisbolista Tommy John estaba condenado a colgar los guantes; sin embargo su persistencia hizo que el Dr. Frank Jobe le propusiera una solución que a la postre le permitió seguir en carrera por 14 años más. Hoy en día, 1 de cada 9 pitchers de la Major League ha sido sometido a esta operación, la que les permite aumentar la velocidad de sus lanzamientos entre 12 y 14 kilometros por hora. Esperemos que ningún doctor se haga rico sometiendo a nuestros huelguistas y “choligangs” a esta operación. Ahí si, ni el Chapulín Colorado nos salva.

Paso 2: Cuerpo elástico. Es posible aumentar la flexibilidad del cuerpo con inyecciones de hialuronano. En 1934, un oftalmólogo de la Universidad de Columbia descubrió que había una sustancia en los globos oculares de las vacas que ayudaban a que mantengan su forma gracias a su elevado grado de viscosidad. Su uso en seres humanos no llegó hasta 1972. En la actualidad se usa para evitar cicatrices post-operatorias o para reducir las arrugas faciales. No es difícil pensar que el Hombre Plástico de los 4 Fantásticos haya sido adicto al hialuronano para mantenerse joven y terminar siendo lo que es.

Paso 3: Superoídos. Incrementar la capacidad auditiva a niveles supernaturales fue el tema de la exhibición “Future of Hearing” en Londres, en la que se presentaron muchos dispositivos de tecnología avanzada. Uno de ellos, Mimicking fish, es un diminuto aparato que usado en la oreja graba los últimos 10 segundos de cualquier conversación y los reproduce al pasar la mano al lado del oído. Mi papá estaría feliz con esto; al menos podría seguir nuestras conversaciones en la mesa.

Paso 4: Terapia de genes super poderosos. En 1998, H. Lee Sweeney de la Universidad de Pennsylvania presentó un estudio sobre como los músculos de un ratón podían ser potenciados a través de la genética. Su idea era aplicar la ciencia para tratar personas con desordenes genéticos. Sin embargo, quienes tocaron su puerta fueron atletas, fisicoculturistas, corredores, y hasta un equipo entero de fútbol americano. El truco estaba en inflitrar un virus para luego desarrollar genéticamente células que puedan sobreponerse al mismo. Suena simple, pero es mucho más complicado de lo que parece. Pensar en un mutante con capacidad de autosanarse me recuerda que todavía tengo varios episodios pendientes de la primera temporada de Heroes.

Paso 5: Implantes en el cerebro. Una compañía americana, Cyberkinetics Neurotechnology Systems, probó exitosamente un implante computarizado del tamaño de una aspirina, el BGNIS (Brain-Gate Neural Interface System). El aparato, que se implanta en la parte del cerebro que controla los movimientos, está siendo empleado para mejorar la vida de parapléjicos o personas inmovilizadas. Con este dispositivo pueden encender y apagar luces, leer emails, ajustar sus camas, entre otras cosas. Me pregunto si el BGNIS podría solucionar mi obsesión compulsiva de dar media vuelta con el auto para asegurarme de que cerré la puerta del garage al salir.

Después de hacer un recorrido mental a nuestra Lima, no es difícil imaginar por qué no hay superhéroes salvándonos de algún crimen o peligro inminente. Usualmente todo superhéroe está expuesto a un nivel de avance tecnológico que en Lima ni siquiera soñamos tener de acá a veinte años. No tenemos plantas nucleares, ni laboratorios de aceleradores de electrones, menos centros de estudios alienígenas. A lo mucho podemos aspirar a un Hulk mitad hombre mitad lechuga hidropónica (y claro, sería verde también) o a un Transformer construido con combis parchadas y varios Volkswagen escarabajo de los sesentas.

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